jueves, 26 de agosto de 2010

El cine es sueño


¿Son los sueños nuestro desquite? ¿Nuestra revancha de la esquemática y predecible cotidianeidad? ¿Un campo de justicia poética donde nuestros secretos pasan de la portería a la delantera?. ¿Sómos zombis esquivando los archivadores de nuestra intimidad, donde el viento hace que sus carpetas salgan volando?, ¿Hojas graficadas con nuestros recuerdos, culpas, amores, deseos, nostalgia, miserias, dolor, culpa, perversiones?. ¿O no son estos calificativos más que vagas descripciones de variaciones de intensidad, el numero en la camiseta que indica sus posiciones en nuestro cerebro?.

Todas las artes han tratado de capturar el mundo subconsciente conscientemente lo cual es un despropósito: el arte es sueño: se incuba en el, lo fagocita y finalmente el acto artístico es su excresencia en el mejor sentido de la palabra. El cine no es la excepción y siempre ha estado dispuesto a capturar el 1% al que siempre podrá aspirar. Ingmar Bergman filmó la revisión total y reconexión con sus propias emociones de un viejo que viaja con su nuera por Suecia. Su sueño lo reconecta con sus emociones perdidas en “Las fresas Salvajes” (Suecia, 1957). Fellini mezcla los sueños, con las obsesiones creativas de un director de cine en un vaporoso medio mundo donde desfila la religion, la nostalgia, el sexo y la creatividad en "8 ½" (Italia, 1963). André Dalvaux filma la extraña odisea de un hombre que ha perdido de vista a su esposa durante un viaje por Belgica, con la que previamente ha discutido. Es un viaje por tierras que le son ajenas y alienantes, cuando ya tarde descubre que ha soñado durante una tragedia. Su hogar, su lugar siempre estuvo ahí en “Una Noche, un tren”(Belgica, 1968). La crisis productiva de un director de cine le permite a Federico Fellini difuminar los límites de real y los soñado, explorando en los recuerdos que activan el acto creativo. Un policía del futuro sueña con unicornios y revisa fotos sepias como formas de aferrarse a lo humano en Blade Runner (EEUU, 1982) mientras debe cazar a replicantes con implantes de memoria que se metamorfosean sus sueños como obsesiones recurrentes en una cinta del británico Ridley Scott.



Hoy en día Cristopher Nolan, presume de talentoso, después de encajarse un Batman millonario y taquillero, y nos plantea un equipo de contratistas que trabajan por el mejor postor introduciéndose en los sueños de sus presas (Hombres de negocios con password codiciados) y engatusándolos durante la fase R.E.M. Mucha balacera para mi gusto y poco sueño. El primer capítulo de la serie Fringe lo manejo menor. Finalmente, es nuestro desquite frente a la realidad. Me voy a dormir.

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