Desde que sus grafitis aparecieron en Londres y balnearios, su trabajo capturó la atención del viandante local, el parroquiano de a pie, la abuelita de compras en el mercado. Todos se preguntaban de quiénes o quién eran esos graffitis que dejaban el contexto propio del género y empezaban a opinar, con mucha creativad y humor por cierto, sobre la sociedad a la cual le pertenecían la paredes intervenidas: La guerra en irak, la reina madre, la policia, la inmigración, la política; pasando de la novedad al culto. Hoy en día Banksy es un referente del arte británico contemporaneo junto a Damien Hirsh (el mismo que nos quiso vender una calavera rumbera por 100 millones de libras), Ron Mueck, Sarah Lucas. Más cercano a Adam Neaty (otro britanico que deja sus cuadros tirados en cualquier alcantarilla de Londres y los snobs del arte los recojen y cotizan en miles de libras y nunca falta un baboso que lo compra a ese precio) que al primer grupo, el trabajo de Banksy es gratuito para el parroquiano, lo cual no deja de ser estimulante como un retorno a la función del arte como obstáculo en el camino: en tu camino. Por eso lo quieren tanto. Tanto que la municipalidad de Bristol, la misma que vio como pintarrajeaba sus paredes con escupitajos hacia la sociedad, ahora lo lleva a un museo dándole ya el status de "artista" politicamente correcto. Nuevamente el diario El Pais (como me vacila esta página) hace un articulo sobre este hecho. También publicamos el link de website.
Artículo de El Pais (11/06/2009)
Gonzalo Cruz
Lima, 11 de Junio de 2009
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