sábado, 11 de julio de 2009

Evil Empire


Consideremos que le piden volver a ver hechizada, bewitched (1964), una de las series más conocidas de la TV norteamericana de todos los tiempos. En el primer acto aparece como siempre el buenoide de Darrin Stevens dándole un beso a su hermosa consorte Samantha (una rubia perfecta con poderes mágicos). Darrin se encamina al trabajo en su convertible pero durante el trayecto, se detiene en un despostillado edificio neoyorkino, fuera de su rutina usual. Entra y una mujer semidesnuda lo espera y tienen relaciones sexuales salvajemente. Luego de fumar un cigarro, el buen darrin se enrumba a la oficina. Recepción gris y diplomática en el hall, McMann & Tate aun juega a mitad de tabla (o consideremos que podría ser cualquier agencia de publicidad del tipo Sterling Cooper), las ideas para la presentación al cliente no cuajan aun, un vaso de bourbon a medio día. Reuniones sobre dinero en la tarde con el jefe para luego salir raudo, volver a ver a la querida (la amante) en un bar beatnik donde se podrían cruzar eventualmente con Jack Kerouac; retornar a casa: una palmada a los niños y tensión sexual con la esposa a la hora de acostarse. ¿No le suena mucho ese capítulo?. Pero convenimos que podría haber sucedido así hace 50 años. Ahora consideremos el pequeño de detalle del título, podríamos solo cambiar el Bewitched original por Madmen (2007).


Esta serie de televisión continua la saga iniciado por The Sopranos, compartiendo además del éxito al creador, Matthew Wiener, y ha roto esquemas al volver a repasar el pasado del presente occidental y más específicamente el estadounidense: En 1950, Estados Unidos establecía paulatinamente un liderazgo mundial en una serie de áreas mientras que a nivel domestico se adoptaba un estilo de vida basado en el consumo, la conformación de suburbios idílicos, centros mastodónticos y un doble estándar moral que era el convidado de piedra de todo el armatoste de vida: lo no dicho como pegamento de una forma de ver el mundo. El diseño de la atmosfera en tonos cromáticos perfectamente estudiados ligados a la época, mobiliario, modales, lenguaje, maneras y estilos de vida junto con un grupo de actores encabezados por Jon Hamm, January Jones, Elisabeth Moos, Christina Hendricks, John Slattery y Vincent Kartheiseir resuelven un mecanismo de relojería que le da a la serie la condición de adictiva, ganando todos los Emmys y SAG awards del 2008 y convirtiéndose en la serie de culto por los medios prensa y el público.

La historia gira en torno a Don Draper (Hamm), el tipo que aparentemente es el arquetipo del estadounidense de la época: triunfador, bella esposa, lindos chicos, estupenda casa, formidable auto, su secre se muere por él así como el resto de chibolas del bar, el resto lo envidia, además de detalles menores como su oscuro pasado, sus amantes de medio pelo, su físico consumido por el cigarro, su cobardía, su sutil machismo, características que sacan al personaje de la pantalla y hacen que se siente a su lado con una mirada incomoda. El hecho que trabaje en publicidad tampoco es gratuito: es el momento de la creación del American Dream como principal producto de exportación y por lo tanto se necesitaba vender nuevas necesidades, objetos, tecnologías: la construcción de una máscara. Esta serie a diferencia de vender un producto, como la primera mencionada, más bien lo horada y se acuesta en sus entrañas.

El escritor Carlos Ruiz Zafón, multi-ventas español, en una entrevista reciente del diario El País, afirmaba a la pregunta de cuáles eran los mejores escritores contemporáneos, que estos eran los actuales guionistas de TV. Será. La serie ha culminado su segunda temporada y está por arrancar la tercera.


Entrevista al creador de la serie en la revista Rolling Stone (17 de Junio de 2009)

Intro de la serie

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