domingo, 25 de julio de 2010

Do the androids dream of electric sheep?

Cuando Arthur C. Clarke escribió el prologo de su novela 2010: Odisea Dos, comentaba que al pensar en 2001: Space Oddity (que co-escribe con Stanley Kubrick), se sentía algo avergonzado sobre el concepto mismo de la historia: mandar a 6 tipos a Jupiter en el año 2001 para estudiarlo y casi sin posibilidad de volver con vida. ¿Por que el roche? Ya que en 1977, explicaba Clarke, la NASA lanzó los Voyager 1 y 2 con destino a Júpiter (sin contar el envío de la sonda robot Galileo en 1989), las cuales exploraron el gigante naranja y enviaron información valiosa. Clarke afirmaba que era algo tonto enviar a 6 personas si puedes enviar un robot. El concepto de exploración tripulada cambiaba por el de la inteligencia artificial o asistida adelantándose 23 años.

Generalmente el cine nos da una idea bastante antropomorfa de lo que seria o es la inteligencia artificial: Desde el fascinante Hall 9000, pasando por cadaveres revividos como DATA en Star Trek, Series B como Small Wonder o KIT o los Oscarizados R2D2 o C3PO. La mayor parte de ellos en futuros lejanos a modo de personas doradas del tipo asexuado (Excepto el robot puto de A.I.). Pero la realidad, como comprobó el buen Clarke, a veces llega a puerto pero por caminos menos obvios. La inteligencia artificial hoy en día no tiene la pinta cinematográfica la mayor parte de las veces pero esta alcanzado cotas que no se estimaban lograr tan pronto: clasificación de data en internet (inteligencia blanda como Google), ajedrecistas invencibles (como Deep Blue de IBM), soldadores de precisión, exploradores en suelo marciano, aviones militares (drone predators, los cuales han extendido virtualmente la guerra de Afganistan hasta Pakistan, produciendo muchas bajas civiles) hasta máquinas que generan hipotesis, ven, olfatean y siguen pistas. Lejanos ya se ven los años 70's cuando el Xerox PARC nos ofrecía la primera computadora personal y las primeras interfases gráficas hombre - máquina.

Un articulo del diario El Pais revela hasta que punto se ha llegado con este tema que genera una que otra suspicacia, pero que cuestiona incluso los propios fundamentos de la filosofia moderna. Basados en tecnologia de algoritmos (sistemas matemáticos que evolucionan con el tiempo) y sistemas de redes neuronales (que permiten el aprendizaje) el hecho de generar software predictivo (actualmente en uso en Wall Street para analizar el comportamiento del mercado de valores) o aquellos que se emplean para análisis de estructuras genéticas, los cuales incluso llegan a establecer hipótesis, es decir, nos libran de aquella actividad que más pereza nos da: pensar. Estamos llegando a reproducir nuestras propias estructuras cognocitivas. ¿Llegaremos a desarmarlas y mejorarlas? ¿O las máquinas simplemente tomarán el control en función a sus propios sueños?.

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