miércoles, 16 de noviembre de 2011

Zonas de Confort: Hey, Willie Sanchez!!



Dos autos van a todas velocidad por las calles de San Francisco. Un Camaro amarillo y un Dogde dart. En el Camaro va un grupo de chicos revoltosos, en el otro, unos tipos con pinta de cajeros bancarios pero que en realidad trabajan en seguridad. Cuando ambos se juntan en el semáforo, el conductor del Dodge le grita: "Hey, Willie Sanchez, 1.69 kg, 23245 Lombard Street...Junkhead!!...", y salen a toda velocidad. El joven conductor solo se queda pasmado junto con sus amigos. El Camaro detenido, la luz en verde. ¿Cómo carajo sabia quién soy?. Es el año de 1974 y la escena pertenece a "La Conversación", film de Francis Ford Coppola del mismo año, considerada una de las mejores peliculas de aquella década. Coppola no solo se adelantaba a nivel temático cinematográficamente sino que exponía algo que ya se empezaba a cocinar desde dos décadas atras, desde que terminó la segunda guerra mundial: la conquista del espacio público.

Desde los años 50's, varios pensadores y escritores nos iban advirtiendo, sin darse mayor cuenta ellos y mucho menos nosotros, que se estaba produciendo un profundo cambio en los espacios antes reservados a la libre charla, disfrute y recorrido. Aquellos espacios que las ciudad nos daba, como gran conquista de la ingeniería y la arquitectura, a nuestra disposición, venían con algo de truco. Por que finalmente esa tecnología que empezaban a disfrutar, que marcaron el siglo XX y que supuso en 100 años un avance que opacaba a todo lo que había venido en 2000 años antes, la TV, el cine, la radio pero también la arquitectura moderna, la ciudad como centro integrador de servicios y sobre todo de nuevas experiencias estimulantes, no solo prometía un futuro reparador y sanador sino que no venia gratis, pero no nos los habían dicho. Nosotros les dábamos nuestra dicha y ellos nos pedían nuestra intimidad, nos pedían control.

La tan preciada y admirada tecnología que empezó a envolver a estos espacios públicos finalmente se fue redirigiendo hacia nosotros. El gran Guy Debord lo dejo claro en su libro "la sociedad el espectáculo": nuestro sparetime también será colonizado por las fuerzas productivas. La publicidad empezó a conquistar estos espacios vacios, sustituyendo solo de forma pero no de fondo la carga política que siempre tuvieron (plazas, plazoletas, calles, bibliotecas). Sino recordemos esa viñeta de mafalda a finales de los 60´s.

Desde los espacios de Albert Speer para el nacionalismo alemán, el simbolismo de la arquitectura de post guerra sovietico, la abstracción franciscana para la intelligenza proletaria de Terragni, o incluso el pragmatismo benefactor de la sociedad capitalista de Mies, como solo ciertas cabezas visibles que pudieron instaurar formas de retranquear lo público en plazas y edificios de servicio. Al final por supuesto a la gente de a pie, me incluyo como uno más, nos importa poco. Finalmente nuestros amados héroes están de paso (cuantas plazas dedicadas a Miguel Grau hay en el Perú, por más que lo queramos), pero nuestro amor-dependencia por la tecnología no. Y es finalmente esta última la que se ha convertido en operador político del espacio publico e ideología en si misma. Desde el re formateo de la publicidad, cada vez más sutil y a la vez omnipresente, hasta la re formulación de ciertos edificios a nivel de lógica o existencia. Finalmente la gran pregunta es ¿está afectando la tecnología el sentido y desarrollo de los espacios públicos como ha sucedido en la música, el cine y los medios de comunicación?.

Lo que originalmente generó a las bibliotecas para su respectiva acumulación, el libro, en su formato físico fue mutando a soportes digitales. El arquitecto Holandes Rem Koolhaas se vio obligado a aceptar la obsolescencia de su biblioteca de Seattle incluso antes que ganarán el concurso como edificio que "guarda libros".

El control hacia quienes emplean los espacios públicos, nuestra intimidad e identidad dentro de un colectivo puede ser ampliada o aumentada, alejada o distorsionada dependiendo del focal con el que nos miren. La película de Coppola exhibía las deformaciones en la floreciente industria de vigilancia y sondeo. Una conversación aparentemente inocua da lugar a ser grabada e hiperanalizada, siendo deformada según quién la escuche. Vigilar y castigar extendido al orden de las imágenes. Un presidente italiano putero, el hijo del guitarrista de Pink Floyd rompiendo un monumento sagrado, un futbolista y su novia(s), un modisto internacional hablando de gente fea. Y es usted, televidente, el que ahora juzga.

La activación inesperada de espacios públicos, plazas y calles, gracias a nuevos sistema de hipercoordinación que guarda en tu bolsillo. Google, Facebook y blackberrys, las nuevas bombas molotov, que tiran gobierno en oriente medio y áfrica (Egipto, Tunez, Libia), la recreación colectiva de la naranja mecánica (Londrés) o la estancada por la crisis durante día (Madrid, Barcelona, NY). Lo que las bombas no pudieron, tu movil sí.

El espacio público es el próximo campo de batalla de la tecnología de la información. Ahora que sus ejercitos ya vencieron en tu dormitorio, tu sala, tu ida al ñoba, tu bolsillo y tarjeta de credito, es en tu parque donde opera la proxima inserción tecnológica que finalmente terminará por copar el poquito de verde que nos quedaba para fumarnos un cigarro.


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